Sueño del niño

Terrores nocturnos del niño

4 de febrero de 2024 Por José Miguel Ramos Fernández

Los terrores nocturnos son un trastorno del sueño que ocurre durante la infancia con bastante frecuencia. Se identifican porque son episodios de miedo intenso y agitación durante el sueño, específicamente durante la etapa de sueño no-REM, que suele abarcar las primeras 3-4 horas y es la fase más profunda del sueño. Por ello el niño no responde ni nos atiende. Está dormido en realidad. Suelen ocurrir sobre la misma hora y casi siempre es un único episodio durante la noche. Alguna vez puede que dos. Viene a durar unos 10 minutos de media. Durante un episodio de terror nocturno, el pequeño puede:

  • Gritar, llorar o gruñir.
  • Mostrar signos de pánico como sudoración, taquicardia y respiración agitada.
  • Tener los ojos abiertos pero parecer confuso y no responder de manera coherente.
  • No reconocer a las personas ni entender lo que se le dice.
  • Realizar movimientos bruscos, incorporarse o incluso levantarse de la cama.

A diferencia de las pesadillas, que ocurren durante el sueño REM y de las cuales las personas suelen tener un recuerdo vívido, los niños con terrores nocturnos no recuerdan los episodios al despertar.

Aunque la causa exacta de los terrores nocturnos no está completamente entendida, factores como el estrés, la falta de sueño, el cansancio y la fiebre pueden contribuir a su aparición. Con frecuencia hay antecedentes en la familia de terrores, sonambulismo u otras parasomnias como hablar dormido o despertares confusionales.

Generalmente, los terrores nocturnos no requieren tratamiento médico y desaparecen con la edad pero en casos donde afectan significativamente la calidad del sueño o la seguridad se recomienda consultar al pediatra. Lo recomendable durante el evento es hablarles de forma tranquila, con frases simples acariciarles y acostarlos.

Mantener un horario regular de sueño y un ambiente tranquilo y cómodo puede ayudar a reducir su frecuencia. No es recomendable quitar la siesta ni que ésta sea muy prolongada mas de hora y cuarto. Dentro de las medidas no farmacológicas una de las que se recomiendan en casos muy persistentes es la de procurar un micro-despertar suave y muy corto del pequeño justo antes de la hora de aparición del los terrores nocturnos durante 7-10 días seguidos. Ello suele provocar un cambio de la etapa de sueño que le hace progresar a fase REM donde no se suele dar esta parasomnia.

Raramente será necesaria medicación, por su persistencia o falta de respuesta a las medidas no farmacológicas. En cualquier caso deberá consultarse con el médico especialista. También son signos de alarma la aparición de múltiples episodios en la noche, la duración menor de 2 minutos, la adopción de posturas extrañas y estereotipadas durante el episodio y el hecho de ser recordados por el niño. En tales casos es conveniente consultar con el neuropediatra.